Durante estas festividades

En teoría, las festividades deberían ser un momento de alegría, relajación y diversión. Pero diversos factores ocasionan que esto no siempre sea así, como tener una dinámica familiar difícil, estar asimilando un diagnóstico reciente, vivir una situación nueva o complicada, haber tenido una pérdida reciente, o algunas otras situaciones son las que pueden hacer que sientas que las festividades se convierten en trabajo.

Por lo tanto, es totalmente aceptable y válido sentir una variedad de emociones ante todo eso: recuerda que estos días no siempre son, y no tienen por qué ser, súper festivos; y sea cual sea la situación que estás viviendo o el drama de cada uno, recuerda que no estás solo.

Entonces para ayudarte a atravesar esto, desde OnCalm te traemos ideas para establecer límites y ampliar las oportunidades de bienestar en estos días.

1.     Elige una persona segura designada con anticipación. Siempre será bueno encontrar a alguien con quién podamos sentirnos seguros, compartir espacios, emociones, alguien que sepa lo que estamos pasando, que nos entienda y nos pueda ayudar a calmar una situación determinada o interceder como escape. Es buena idea que si tenemos alguien así, tenga todo el contexto y por ende pueda ayudarnos a sentir mejor, a evitar ciertas situaciones o conversaciones cuando estemos abrumados o rescatarnos cuando lo necesitemos.  

2.     Crea nuevas tradiciones en donde te sientas más cómodo y a gusto contigo mismo. En ocasiones nos dejamos llevar por la forma cómo todo se ha hecho durante todos los años, pero tranquilo, no tienes por qué cumplir con todo lo impuesto o lo “tradicional”. Puedes encontrar nuevas tradiciones, algo que desde ahora lo puedes disfrutar sin tener la presión de ciertas personas o actividades alrededor. A medida que vamos creciendo, somos capaces de tomar decisiones importantes, y ésta es una de ellas.

3.     Si hay algo que no te parece, toma distancia. Puedes alejarte durante unos minutos respirando y te darás cuenta como este cambio puede hacer que tu perspectiva se vuelva completamente diferente, así también tomar distancia te ayudará a convertir situaciones incómodas o momentos difíciles y volverlas más llevaderas.

Toma un respiro: cuando una situación social te esté consumiendo, apóyate en los pequeños momentos para ti mismo y ayúdate a que la fatiga social sea menos agotadora. Por ejemplo puedes ir al baño a lavarte las manos durante más tiempo de lo normal, puedes acudir a un lugar tranquilo para respirar, entre otras opciones, etc.

4.     Ten respuestas listas. Si ya sabes que en determinada reunión con algunas personas pueden surgir preguntas incómodas, entonces adelántate a esto y ten respuestas listas. También puedes poner en práctica la audición selectiva, es decir que entendiendo que un conflicto requiere de dos personas, si una no se involucra, el conflicto desaparece. Puedes utilizar una sonrisa para responder, o frases de redireccionamiento como: “¿podemos hablar de esto más tarde?”, “Cuéntame tú sobre tu trabajo”; o incluso podría ser algo como “Gracias por tu preocupación, pero los dos queremos disfrutar este tiempo juntos, entonces ¿podemos pasar la página o hablarlo después?”.

5.     Analiza lo que está en tu control y lo que no. Muchas veces queremos controlar todas las situaciones, los comentarios, el sentir de cada uno y queremos solucionar la vida de todos. Pero no, cuando reflexionas sobre lo que puedes controlar y lo que no, lo que entra dentro de tus límites y lo que no, te conviertes en el dueño de tus decisiones, y así puedes escoger los temas de conversación en los que quieres participar o alejarte cuando no quieras hablar de algo.

6.     Pon tus necesidades primero. Conecta contigo mismo, escúchate y prioriza lo que te hace verdaderamente feliz. Así evitarás sentirte presionado por diversos compromisos sociales, personas, ambientes, comidas, y espacios en los que preferirías no estar o no formar parte pero la presión social o la costumbre te hae pensar que sí. Escoge en qué invertirás tu energía y recuerda que la asertividad es tu mejor aliada.

7.     No digas que sí a todo: en ocasiones puede parecer arriesgado rechazar una invitación por miedo a lo que los otros puedan pensar de esto, porque estamos condicionados a ser agradables con todos y querer complacerlos siempre. Pero si dices que no de forma asertiva, agradeciendo la invitación, ten por seguro que las personas correctas entenderán, no lo tomarán personal ni a mal y se quedarán en tu vida respetando tus límites. 

8.     Ten una lista actualizada con las cosas pendientes por hacer. De esta manera podrás organizarte mejor y tu nivel de ansiedad por querer cumplir con todo y posiblemente olvidarte de algún compromiso o tarea pendiente disminuirá. En ocasiones sentimos que ya tenemos otro compromiso previo pero no lo recordamos, entonces si al ver el calendario con eventos pendientes por asistir o la lista de cosas por hacer aumenta tu ansiedad es la clave para dejar de decir que sí a todo.

9.     Recuerda que no hay una manera correcta o indicada para pasar las festividades. Cuando observamos a nuestro alrededor, podemos ver mucha gente que reformula estos días y trata de verlos como un día más. Ya que en ocasiones, resulta agotar sentir esta presión por divertirse, por tener que cantar, comer o disfrutar como los demás. Recuerda que cuando estos días pasen, las decoraciones se guardarán, todos seguirán con sus actividades, el mundo seguirá adelante, como siempre lo hace y si nosotros adquirimos deudas, presiones, malestar emocional por cumplir con todos como todos lo esperaban, somos los únicos que sufriremos las consecuencias.

 No está de más recordarte que eres una persona apreciada, necesaria y que mereces estar en este mundo. Recuerda todo lo que has logrado y las otras ocasiones en las que has podido sobrellevar algo que creías imposible. Eres más fuerte de lo que piensas aunque en este momento no puedas verlo y si necesitas ayuda para gestionar esta época o alguna otra, no dudes en contactarnos.

Anterior
Anterior

Autoestima

Siguiente
Siguiente

¿Cómo recomendarle a tu pareja, amigo, o familiar ir a terapia?